Los días nublados son como los ojos de los maniquís, vacíos y sin vocación. Traen consigo: recuerdos olvidados en algún bolsillo, detonantes de pasiones extinguidas, extraños pensamientos atemorizantes, mal humor, sueño sin sueños y demás. Poseen la capacidad de anclarte a tu cama o peor aun a una sonrisa pesimista y barata.
Fiestas de guardar, feriados, fechas especiales, cumpleaños, navidades, días comunes y silvestres no se libran de ser plomos.
Un día cualquiera, de esta semana o la otra puede ser súbitamente apagado por el hecho de que las nubes deciden sindicalizarse haciendo un plantón frente al sol; ese rubio engreído que parece extranjero capitalista y monopólico, ese que tanto les gusta a las mujeres.
Cualquier sonrisa es opacada por uno de estos canallas vestidos de plomo. La piel no brilla, los ojos tampoco y mucho menos las ideas.
Me encantan los días soleados porque las guapas son más guapas, todo brilla aunque no sea de oro y puedo usar mis lentes oscuros o escudos que me dejan ver sin ser visto. Por lo tanto entre el sol y el Rey Midas escojo al segundo porque este aun no tiene sindicatos.
Odio los días nublados porque me convierten en quien soy en realidad. (Un plomazo)
Fiestas de guardar, feriados, fechas especiales, cumpleaños, navidades, días comunes y silvestres no se libran de ser plomos.
Un día cualquiera, de esta semana o la otra puede ser súbitamente apagado por el hecho de que las nubes deciden sindicalizarse haciendo un plantón frente al sol; ese rubio engreído que parece extranjero capitalista y monopólico, ese que tanto les gusta a las mujeres.
Cualquier sonrisa es opacada por uno de estos canallas vestidos de plomo. La piel no brilla, los ojos tampoco y mucho menos las ideas.
Me encantan los días soleados porque las guapas son más guapas, todo brilla aunque no sea de oro y puedo usar mis lentes oscuros o escudos que me dejan ver sin ser visto. Por lo tanto entre el sol y el Rey Midas escojo al segundo porque este aun no tiene sindicatos.
Odio los días nublados porque me convierten en quien soy en realidad. (Un plomazo)
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