miércoles, junio 21, 2006

Juguemos con la musa

(Mientras mi rubisima editora me presionaba yo escribia lo que no queria)

PLAY


“El origen etimológico proviene de la palabra MUSA, que en idioma griego antiguo aludía un grupo de personajes míticos femeninos, que inspiraban a los artistas.
Arte de combinar los sonidos y los silencios, a lo largo de un tiempo, produciendo una secuencia sonora que transmite sensaciones agradables al oído, mediante las cuales se pretende EXPRESAR O COMUNICAR UN ESTADO DEL ESPÍRITU”.

Para hablar de música hay que saber poner PLAY, tener oídos y por lo menos cantar en la ducha.

No se me ocurre nada más que cantar, en estos momentos que debería estar escribiendo y como que a uno se le hace difícil escribir de música obviando y/o mutilando su elemento principal que es el sonido como tal.

Preferiría recurrir a la onomatopeya, al simple y divertidísimo tarareo o en un caso más aberrante escribir las notas de alguna canción con letra incluida. Pero seria motivo para recibir una patada impía de mi rudísima “editora”.

Por lo tanto aquí vamos cojeando de dedos, cantando en cuanto sea posible para bien del lector-oyente. Para odiar un poco al ruido y afirmar que nuestra vida tiene su propia banda sonora, elegida u otorgada.

Como las palabras pesan menos que la música vamos a ir andando despacito y cantando al oído como al comienzo de nuestros días. El primer sonido “agradable” escuchado en definitiva es el de tu madre cantándote al oído. Lo mas seguro es que no lo recordemos pero desde ya la voz de tu madre es inconfundible.

Luego uno crece y vas reconociendo a la música como parte de tu vida, desde la musicalidad de las palabras, hasta el aprendizaje a través de la música. Una de las primeras cosas que uno aprende es a cantar o seguir las canciones con las palmas. (Clap, clap, clap).

Y señores acaba de empezar nuestra carrera musical y digo carrera porque en este andar tan mió, despistado y despintado he andado mas de la mano o del oído con cantantes, músicos, compositores y DJ´s que todas las mujeres de mi vida. Siempre son tres, siempre esta presente la tercera persona del singular en cada una de las cosas q hacemos y siendo lo mas hijodeputamente posible le quito el protagonismo y la omnipresencia a Dios y se la otorgo a esta divino-terrenal compañera nuestra que es la MUSICA.




“¿Dime que escuchas y te diré quien eres?” esta formula es totalmente aplicable a cualquiera. ¡Lo siento! (Llamémosle prejuicio musical) ¡Pero existe cada imbecil con orejas! o peor aun ¡Cada criminal con guitarra y/o micrófono en mano! Que si me dan a escoger como compañero de audífono a uno de estos tipos, me quedo feliz en mi banquito junto a cualquier semáforo malogrado con 300 conductores bocinohablantes (neuróticos y con notoria escasez de sexo).

"No escribas canciones idiotas, incluso si a los idiotas les gustan"
(Boris Vian)

Si bien es cierto que la música forma parte de nuestras vidas y andares hay casos en los que preferiríamos no escuchar nada pero aun y gracias que aun, podemos elegir lo que escuchamos por lo menos la mayor parte del tiempo. Ya que nuestros oídos son receptores pero no tienen la capacidad de bloquearse frente a los estímulos sonoros. Es por esto que la única manera de disfrutar una buena canción es buscar compañeros y lugares con gustos afines. Por ultimo y en el mejor de los casos disfrutar de esta musa que es la música acompañados de nuestra libertaria soledad.

Al margen de asquerosas excepciones no existe la mala música. Es la función discriminatoria-racional del oyente la que decide eso, aunque ahondando mas en el tema creo que es cuestión de tiempo y espacio lo que podría de alguna manera definir la cantidad de estrellas que le otorgas a tal canción. Es impostergable incluirle a esto de tiempo y espacio algunas otras variantes como estado anímico, compañía y otros

Es muy probable que nosotros le debamos más a la música que ella a nosotros en consecuencia y como muestra de agradecimiento le devolvemos el favor honrado su nombre cantando y/o bailando.

De estos dos prefiero homenajearla de la manera más valiente atreviéndome a entonar (mal) una que otra canción en cualquiera de mis estados anímicos, dentro o fuera de la ducha en el auto o a pie, en un concierto o en un salón de clase.

A la música le debo más de un beso, más de tres novias, algunas amantes furtivas, buenos amigos, soledades llenas, grandes días y mejores noches.


“Los ingredientes que debe reunir una buena canción son una buena letra, buena música, buena interpretación y algo mas.
Ese algo más, nadie sabe en que consiste, pero es lo que te llega dentro”.
Joaquín Sabina

STOP

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