viernes, marzo 23, 2007

Billetera mata galán

Cualquier urbe que sueñe con poseer “A big city attitude”, debe contar entre sus atractivos una “Zona rosa”. No me quedan dudas. He venido redescubriendo, en los días que me sobran, que la ciudad de Trujillo tiene una zona rosa definida, conocida pero no aceptada y además envidiada. Para llegar a ella no necesitas un mapa secreto ni un sofisticado equipo de GPS, a unos metros del cementerio de Miraflores, las luces de neón te guiarán cual estrella de David hacia los night clubs.

Sabemos que el sexo con amor es la fantasía declarada de la gran mayoría de los seres humanos pero hoy nos olvidaremos de esta extravagancia y nos dedicaremos a viajar entre otras realidades más inconfesas y menos vitoreadas por la sociedad.

Irse de putas es más efectivo y más barato que cualquier sumatoria de invitaciones e infructuosos esfuerzos por seducir a una chica. Pues entonces bienvenidos señores al lugar donde sus pudores son reemplazados por olores y sudores totalmente ajenos al habitual flirteo, a la forzada pose o al demagógico “floro monse”, olvídate de caerle bien a las amigas, ser patero con el suegro o ser “un buen partido” para la delicadísima de tu suegra; aquí no se necesita mas que una billetera ligeramente llena y muchas ganas…de pasarla bien.

Doce de la noche es buena hora para enrumbarse hacia esta febril aventura, solo o acompañado lo mismo da. Olvídate el sex appeal que hoy no lo necesitas, vístete como te da la gana, no te afeites, ni te perfumes, pero eso si báñate que estas abnegadas señoritas merecen por lo menos un mínimo de respeto.

En taxi, en auto o caminando puedes llegar (acuérdate de Mahoma), entra sin prisa con aquella mirada de “ya he estado aquí antes”, busca una ubicación cercana a la pista de baile y en principio dedícate a observar el show del tubo porque en minutos se te acercará una de las chicas (sobrinas de la necesidad) a hablarte mientras te convence de comprarle un trago. Después de intercambiar nombres, halagos y algunas preguntas de rigor ella se apresurará a cortarte: - Porque no seguimos conversando con un traguito.

Quince soles cuesta un vaso de screwdriver (vodka con naranja) que más que desentornillador como su nombre lo indica tiene mucho de destapacaños, -uno para mi y uno para ti, reglas de la casa -dice ella, mientras descubro un acento amazónico en su hablar, es ahí donde le pregunto su procedencia y ella hinchándose de orgullo responde -de la selva pues ¿o no se me nota? Acomodándose la minifalda, prosigue a contarme que vino a estudiar secretariado pero nunca encontró un buen trabajo para solventarse los estudios así es que se decidió por ser “table dancer” como dice ella para darse mas clase, le pregunto si le gusta su trabajo y ella esquivando la mirada –da plata pues -dice cortante, luego sus ojos se pierden en el vacío por unos segundos, vuelve a mirarme para quitarme el cigarrillo de la mano, aspira y exhala el humo con coquetería aprendida - ¿Oye preguntoncito mejor porque no me hablas de ti? Sonriendo le digo - ¿que quieres saber?, - Habla nomás yo te escucho, para eso estoy acá, me dice con ternura acercándose a mi unos centímetros más, es ahí donde percibo el infaltable perfume barato y dulzón de estas niñas – Solo he venido a mirar - digo tímidamente, Ella se ríe fuertemente para después decirme – Acá puedes mirar y tocar, pero pídete un traguito más y seguimos conversando, sin darme tiempo para responder le hace una seña al engominado mozo. Ya con la segunda ronda en la mano y la primera en la cabeza nos decimos ¡Salud! ella me pregunta por mi edad, miento y prendo otro cigarrillo para sentirme más interesante, cuando le devuelvo la pregunta, ella nerviosa me dice -19 años nada menos ni nada mas,(en ese orden) pero desde ya yo intuía que no tenia edad para votar, - ¡Ay nada hablas tú de ti, solo preguntas y preguntas, pareces nuevo! - alzando la voz con tono divertido. - Mira te explico, (haciéndome un gesto con la mano) acá los clientes vienen a contarme sus cosas y sus problemas, yo se los hago olvidar rapidito nomás, guiñando el ojo con maestría de pantera, después de reír juntos seca su vaso para ponerse de pie, apurada de emoción me dice –¡Ahora me vas a ver bailar, wambrio! Mientras ella baila se me acerca el mozo y me dice - La señorita que lo acompaño le puede hacer un baile privado si lo desea, atrás hay cuartitos avíseme nomás caballero, de todo te hace la charapita, por 100 soles nada mas. Sonrio y le digo - estoy misio para la próxima será, el recoge los vasos y se va sin decirme nada.

Después pude dedicarme a observar a mi alrededor como lo había planeado.

La zona rosa congrega una romería de gorditos libidinosos, debutantes con granos, esposos de esposas con jaqueca eterna, malandrines, encorbatados manos largas, jóvenes revoltosos, tímidos señoritos, corazones rotos, torpes seductores, cansados gileros, siendo los mas divertidos los ebrios y los que prometen las estrellas con su frase bandera: “Yo te voy a sacar de este mundo” (a ese ya se la acabo el dinero pero no la ganas). Todos atentos y con la sonrisa congelada, realmente uno llega a pensar que la están pasando bien, pues claro después del desfile de rubias hijas del peroxido, chinitas de rimel, morochas con lencería de quita y pon, gorditas con tacones, jóvenes escotadas, mas jóvenes con taparrabo, algunas viejas pero sabias en las cuatro perillas y como si esto fuera poco una pelirroja que dice ser igualita a la “roberss” léase Julia Roberts.

Sabemos muy bien que el sexo sin amor es altamente cotizado porque al final o principio del cuento todos acuden felices a creerse las mentiras que le dicen al oído, a gozar del anonimato, del misterio, de lo prohibido, de la libre accesibilidad, de la copula silvestre, de suspender el romanticismo, a olvidar la moral, a invitar a la indecencia, a disfrutar las caricias raras falsamente apasionadas o fríamente reales.

Por lo tanto afirmo que no es posible que pretendamos mantener una mirada oculta y recelosa frente a estas mujeres, una puta orgullosa es una mujer sincera, una magdalena sin evangelio, un camaleón que se adapta a los tiempos y más a los hombres. Sobrevivir en su condición no debe ser un trabajo fácil, son expertas en diplomacia, psicólogas de la calle, coleccionistas de canas al aire, maestras en la cama de muchos y envidia oculta de todas, una puta merece respeto por ser parte de nuestras sociedad, por ser el balance de la moral, por ser un gran atractivo turístico, y por ultimo por que debemos tener la absoluta conciencia de que es un ser humano que también sueña. Además si no fuese por ellas careceríamos de clase política, de enemigos y otros ¿como nos referiríamos a ellos?

Considero que la zona rosa es absolutamente parte del engranaje de cualquier sociedad antigua o moderna, real o engañada, es una suerte de simbiosis entre el amor y el sexo. Las habitantes de la zona rosa son una realidad paralela frente a nuestras mujeres decentes a las que nos atrevemos a amar, pedir matrimonio, crear descendencia, presentar en público, orgullesernos, llevar de la mano, adorar, entre otras locuras y al otro lado aquellas (damas de noche, princesas de saldo y esquina) las que nunca nos preguntan si las queremos.